Mapa de la travesia.


En el largo invierno recuerdo con añoranza lo bien que lo pasamos. Ahora toca preparar el barco y soñar con la siguiente aventura. Quizás la vuelta a Galicia?

Pornic - Isla de Yeu - Santander.



Aqui podeis ver el divertido montaje que hizo Patricia con las fotos del viaje de vuelta.
El trayecto fue fantástico, con viento incluso por la noche, por lo que realizamos la travesia en un tiempo menor de lo esperado, Isla de Yeu- Santander en menos de 40 horas.
Del trayecto, no olvidaremos los delfines, lo baños a más de 3.000 metros de profundidad, la excelente comida de Brian, las puestas de sol y el buen ambiente que reino toda la travesia.
Para darle aun más emoción, en las ultimas millas tuvimos que cruzar un pequeño frente, con bastante viento y que aunque duro apenas tres horas puso la guinda a una travesia inolvidable.

Lo peor, que cuando llegamos al puerto sintiendonos unos autenticos lobos de mar y queriamos tomarnos una cerveza en el Club para celebrar nuestra travesia, no nos dejan entrar, porque llevabamos chanclas... bien por el rancio Real Club Maritimo de Santander.

Lo cierto es que han sido dos semanas excepcionales, donde hemos disfrutado de verdad del mar y del viento, en una zona de navegación única por su belleza y sabor. Un viaje inolvidable y que seguro repetiremos por el excelente recuerdo que nos ha quedado.

Hasta pronto Bretaña.





Pornic y La Roche Bernard.





Hoy tenemos por delante una larga navegación desde Piriac hasta Pornic. Pero por suerte el sol y el viento nos acompañan. El día es perfecto, sol, calor, nada de mar y una ligera brisa de 8 nudos. Tras el ritual de la Pâtisserie y el croissant, partimos a las 10 Carol, Ori, Pancho y yo en el Carolina. El resto de la tribu dado que tendrán más tiempo, visitarán La Roche Bernard, y luego nos reuniremos todos en Pornic, incluso el “Out of the blue” que ayer pasó el día navegando por la zona.
La travesía fue otra vez deliciosa. Viento portante que nos permitió navegar casi 4 horas con el spy, y hacer buenas medias dado que fue subiendo hasta pegar casi 18 nudos en la última hora.
En cuanto a Pornic, es un “pequeño” y modernos puerto a 10 minutos caminando por un precioso paseo del centro de Pornic, donde está el puerto viejo. Este es del tipo ría y que se quedan sin agua.
Ya en esta zona no se respira el ambiente marinero Bretón. Es un puerto dominado por veraneantes más al estilo a los que estamos acostumbrados por aqui. Pero sus instalaciones son excelentes y el precio como siempre los 24 euros.
Algo más tarde que nosotros llegó el “Out of the blue”. Dado que era el último día que coincidirían con muchos de nosotros, ya que ellos mañana partían a la isla de Yeu y nosotros a Poy du Fu, Frederica y Cristhofer nos prepararon un delicioso aperitivo “dinatua” en su barco, con el delicioso vino Pino de Charente. La única pena, fue lo tarde, agotados y desesperados que llegó el equipo de tierra por los problemas de siempre con la p.. autocaravana. Si en algún momento tuve ilusión o posibilidades de alquilar o comprar una autocaravana, creo que en este viaje se han esfumado definitivamente. Como dice Jose, otro “mito caído”.

Guerande.














Hay tanto que ver en los alrededores de Piriac-sur-mer y estamos tan comodos, que decidamos no navegar hoy, descansar y hacer turismo visitando Guerande, animado pueblo medieval donde están además celebrándose una popular fiesta celta.

El día de nuevo vuelve a ser extremadamente caluroso y soleado, por lo que el paseo por las calles medievales, estrechas y empedradas de Guerande se hace muy agradable.
Por la mañana estábamos tranquilos en el pueblo y pudimos disfrutar de sus edificios, actuaciones y unos entretenidos juegos celtas, algunos de ellos asombrosamente parecidos a juegos que aquí consideramos muy cantabros. Después de disfrutar de una comida estilo botellón, pero adornado con sidra bretona, seguimos disfrutando de nuestro paseo, pero ahora rodeados de una multitud de gente que conformaba un ambiente de verano excepcional.

A media tarde continuamos ya en coche la ruta a través de las salinas que marcan el paisaje de esta zona y fuimos a conocer y cenar a la Turballe y Le Croisic, dos pueblos turísticos y marineros, agradables, bonitos y cuidados, pero sin nada especial ni comparables a Guerande o a los que habíamos podido disfrutar en días pasados.
Finalmente a cenar en el restaurante de los simpáticos Patricio y Patricia y coger fuerzas para la operación “Colocar la autocaravana”.

Isla de Houat, Auray y Piriac-sur-mer.







Dado que la esclusa del puerto se abría desde las 6.30 hasta las 8.30, nos toca madrugar. A eso de la 7.30 nos levantamos, y yo en mi ingenuidad pensaba que seria de los primeros en salir del puerto. Además como estaba atracado en el puesto más cercano a la esclusa, no quería impedir el paso a nadie. Para mi sorpresa, de los 40 o 50 barcos que anoche estaban junto a nosotros ya habían marchado casi todos. A los que nosotros estábamos amarrados, nos habían movido sin enterarnos. No dejan de sorprenderme esta gente…
Al final partimos del Palais, dejando a Patricia y a Edu, que cruzarán hasta Quiberon en Ferry para recoger el coche y visitar Carnac y Auray con los Varona. El "Carolina" navegará hasta la Isla de Houat, donde hemos quedado de nuevo con el “Out of the blue”.
La navegación con un día soleado mar tranquila y viento de 14 a 16 nudos al largo, fue maravillosa. En algo más tres horas estábamos en la Isla de Houat. Fondeamos en el punto acordado y disfrutamos del sol mientras esperábamos al "Out of the blue". La isla de Houat, es sin duda uno de los lugares más bonitos que he visto en mi vida. Un paraíso con sus playas y calas de agua transparente. Es un pedazo del Caribe en Bretaña.
Con un puerto pequeño, y un pueblo de apenas 3.000 habitantes pero que parece irreal de su perfección y belleza. Tienes la sensación de estar en la “main street”de Disney o de cualquier parque temático más que en un pueblo real.
A media tarde y ya junto al “Out of the blue” y con Clemond abordo, partimos hacia Piriac sur mer, en una rápida empopada de mas de dos horas.
Allí amarramos a eso de las 7, tras una intensa jornada y esperamos al resto del grupo que venían con retraso debido a los problemas que se encontraron por la p… autocaravana.
Piriac sur mer es quizás el pueblo más completo de todos los visitados si valoramos puerto, ubicación, pueblo, animación, tiendas, playas y entorno. Por lo que decidimos prolongar un día más la estancia y disfrutar mañana del pueblo y sus alrededores.
Más tarde a cenar toda la tribu y a disfrutar de un agradable paseo por Piriac, donde Patricia, enamorada de Auray, nos contó sus bellezas.
Un gran día sin duda.

Palais.







Lo primero y antes de que se me olvide, entrar en esta web donde vereis fotos de una exposion que vimos con imagens de Bretaña y de Bell ille: http://www.belle-ile-photos.com/

Por fín amanece un día espectacular en Sauzón. Alli disfrutamos de un matutino paseo por la ria, pescando cangrejilllos entre los barcos fondeados sobre el barro. Así pasamos la mañana, mientras esperabamos a los Varona que venian en Ferry desde Quiberón. Una vez nos reunimos con ellos, disfrutamos de una tranquila navegación con viento a favor, de por supuesto unos 15 nudos, hasta Palais, la capital de Bell Ille. Alli tuvimos que esperar hasta las cinco y media a la apertura
de la esclusa. Una vez abarloados en el puerto, disfrutamos de las bonitas callejuelas y tiendas del pueblo. En una de ellas, ya no resistí más y me compré mi chaqueta de marinero Bretón enfrentandome a las duras criticas de las chicas... "que si pareces que vas de comunión", "donde vas asi, yo no te conozco", "te falta el gorrito", etc
A última hora de la tarde, acompañamos a los Varona hasta el Ferry, donde les despedimos hasta el día siguiente, ya que regresaban a Quiberon a por la p... autocaravana.
Nosotros nos quedamos a cenar en una terraza en el mismo puerto y a disfrutar de la excelente noche. Más tarde regresamos al barco y tomar una copa de tinto de verano. Desde el barco, disfrutamos de la animación del puerto y de los barcos que nos rodeaban. Luego, a preparar la larga travesia del día siguiente o a pescar. La noche era excelente, aunque como siempre refrescaba un poco a esa hora de la noche, pero se estaba fenomenal, sobre todo los que teniamos una preciosa chaqueta de marinero bretón.












Sauzon.










Amanece un día realmente feo. Muy cerrado y nubes negras en el horizonte. Parece que va a llover, incluso oímos lejanos truenos. Pero hay que partir, para cruzar el paso de Tegnouse con la marea bajando. Es el punto más delicado de nuestro viaje y encima con el peor día desde que llegamos en todos los aspectos. A escasas millas de nuestra partida, ya empiezan a caer las primeras gotas. El mar está también diferente. El color azul del agua y el perfecto viento del Norte, ha dejado paso a un agua negra y a un racheado viento del Este, que ha generado olas de más de dos metros. Lo más sorprendente, como siempre, los literalmente cientos de barcos navegando que vemos. Carolina hace en esta travesía de patrona, y además de disfrutar navegando se gana la pulsera azul. No disfrutaron igual las demás chicas especialmente cuando los truenos y relámpagos nos rodeaban mientras virábamos al Oeste en el paso de la Tegnouse. Finalmente llegamos al puerto de Sauzón en Belle-Ille, donde amarramos abarloados a una bolla. Allí amarrados comimos mientras fuera no paraba de llover, y pasamos la tarde más incomodas y desagradable que recuerdo en el barco. Gracias a Dios, a eso de las 6 empezó a salir el sol y pudimos bajarnos con el chinchorro al pequeño pueblo. Poco a poco el tiempo mejoraba, empeorar era imposible y pudimos disfrutar de un agradable paseo por las calles de Sauzón. El pueblo no cuenta con puerto, es tan solo un espigón sobre una ría, la cual se queda sin agua en la marea baja. Allí los barcos sin orza o “derives” se posan tranquilamente sobre la arena en una curiosa estampa, y permanecen amarrados a grandes boyas en las que se concentran hasta 6 barcos abarloados. Nosotros permanecemos de esta peculiar forma fondeados, medianamente protegidos por el muro del puerto de las olas que genera el incesante viento. Pasamos una incomoda noche que a pesar de sin duda ser muy bonito, no me hace tener el mejor recuerdo de Sauzón.

Port Haliguen.











Amanece un precioso día en el puerto de la Trinite. El sol brilla desde primera hora y va disipando una mística bruma que brotaba llena de magia desde el agua y nos mostraba una inolvidable imagen del puerto. Tras el obligado paseo hasta la bulangerie, paso por el restaurante donde la noche anterior cenamos las mejores crepes que nunca habíamos probado. Ahora el puerto mostraba su rostro más tranquilo tras el bullicio del día anterior. Los turistas han sido sustituidos por parroquianos que desde primera hora compran pescado y marisco en el mercado situada a la misma entrada de los pantalanes. Allí también se encuentra el mercadillo de flores, frutas y verduras.

Tras el desayuno, de compras por la zona. Edu y yo marchamos a la tienda local de US ship, a comprar mosquetones para sustituir el roto el día anterior. Aprovechamos los buenos precios de material náutico que hay siempre en esta zona y nos llevamos más de lo que necesitamos. Nos vamos sorprendidos de la cantidad de gente en la tienda. Más que una tienda náutica, parecía un supermercado a primeros de mes.
A media mañana nuevamente nos dividimos. Ahora es el turno de los chicos. Partimos de la Trinite, Edu, Clemond, Pancho y yo. El día es perfecto, soleado, calor, y un viento como siempre, de unos 10 a 14 nudos que nos lleva de un delicioso través directo a PH.
Tras poco más de 2 horas, las cuales nos han sabido a muy poco, llegamos a puerto.
Una vez allí, tenemos la suerte de que nos instalan en dos excelentes plazas contiguas. El pueblo no es bonito, lo único destacable las excelentes instalaciones del puerto. Al otro lado de la península de Quiberon, en las largas playas de lo que llaman aquí la parte salvaje, docenas de kites.

Más tarde llegan las chicas, y animados por el sol y la excelente temperatura nos disponemos a preparar unas paellas y de paso dar una buena bienvenida a la familia Varona.

Y así terminamos el día, entre paellas de pantalán y tinto de verano…