Lastres














Tras la dura jornada del día anterior, nos merecemos un descanso. Asi que hoy ha pescar, pasear por las cuestas de Lastres y comer y comer y comer...
Estoy seguro que el Doctor Mateo tiene que tener una buena cantidad de pacientes afectados por empachos e indigestiones si sus parroquianos se comen lo que aqui consideran una ración habitual para una persona humana. Durante la comida y cena en el excelente bar del puerto, la Rula, visita obligada si se va a Lastres, estuvimos haciendo apuestas de que algúno de los comensales que intentaban acabar sus platos, cascaba allí mismo. Bromas aparte es un lugar de los que no se olvidan. Los niños se lo pasaron muy bien pescando hasta bien entrada la noche.
Sin duda Lastres es un pueblo entrañable y un placer perderte entre sus inclinadas y estrechas calles.